
En 1937, en plena Guerra Civil Española, el pequeño pueblo vasco de Guernica fue bombardeado por la aviación nazi y fascista. Fue un ataque sin aviso, sin propósito militar claro: un experimento de destrucción sobre civiles inocentes.
Pablo Picasso, horrorizado por la noticia, respondió con arte. En pocas semanas, creó una de las obras más impactantes del siglo XX: un mural en blanco, negro y gris que no narra una historia literal, sino un dolor colectivo y eterno. Guernica no muestra héroes, sino víctimas. No explica la guerra: la grita.
Décadas más tarde, el artista Balcris toma ese grito como punto de partida y le rinde homenaje con una reinterpretación contemporánea. Esta obra, que pertenece a la colección de Picasso del artista Balcris, tiene unas dimensiones de 180 x 560 cm y está dividida en cuatro cuadros que se ensamblan como una única gran composición. Recoge los símbolos esenciales del original y los transforma en un lenguaje visual más estilizado, lleno de tensión, emoción y respeto
El lenguaje oculto del Guernica
Las figuras que componen el Guernica no están puestas al azar. Cada una representa un concepto, una emoción o una consecuencia de la guerra. A continuación, te mostramos qué significa cada uno de estos elementos.

Las mujeres que huyen de las llamas
Tres figuras femeninas encarnan el dolor y la resistencia. Una sostiene un candil, buscando luz en medio de la oscuridad; otra huye, atrapada en el pánico; y la tercera alza los brazos en alto, en un gesto de súplica o desesperación. Juntas, expresan la angustia de un pueblo atrapado en el fuego.
El soldado caído, el caballo y la bombilla
En el centro del caos yace el soldado caído, símbolo de un pueblo roto, de una República vencida. Su cuerpo está fragmentado, hecho pedazos, pero aún sostiene una flor: una pequeña promesa de que la esperanza, aunque herida, no muere del todo. Sobre él, el caballo grita con la boca abierta, sin relincho posible, como si su dolor fuera el del pueblo entero: herido, confundido, atravesado por una guerra que no comprende. Y desde lo alto, brilla una bombilla que no da calor, solo vigila. Un ojo sin alma, una luz que representa el avance científico que, lejos de salvar, ha aprendido a destruir. Tres figuras, un solo lamento: el del ser humano quebrado por su propia violencia.


Madre con hijo y El toro
La mujer con el niño representa el dolor materno más profundo: un grito que no es solo por su hijo, sino por toda vida inocente perdida. Es el amor quebrado por la guerra.
A su lado, el toro permanece inmóvil, ambiguo. Puede ser fuerza o barbarie, Picasso.
El tributo de Balcris a «Guernica» de Picasso reinterpreta con respeto y emoción los símbolos clave de la obra original, manteniendo su mensaje de denuncia contra la violencia y el sufrimiento humano. Si te ha interesado esta reinterpretación, puedes ver más cuadros inspirados en Picasso en nuestra tienda online o en la galería de arte en Sevilla.